BIOGRAFÍAS SALSERAS


HÉCTOR LAVOE
64 años del nacimiento de una leyenda en la música antillana

Se hizo merecedor de apodos como "La Voz" por su destreza para interpretar las canciones que otros, como el mismo Johnny Pacheco, compusieran para él. Además se le denominó "El hombre que canta hasta debajo del agua", por su virtuosismo.



Por Armando Diazgranados Pretel
Presentador del programa BARRANQUILLA ES SALSA de Bellavista Stereo 98.3 FM

Héctor Juan Pérez Martínez (* Ponce, 30 de septiembre de 1946 – † Nueva York, 29 de junio de 1993) fue un cantante de Salsa Puertoriqueño. Lavoe nació y se crió en Machuelito un sector de Ponce. Hijo de Francisca Martínez (Panchita) y de Luis Pérez (Lucho). A sus 7 años de edad fallece su madre, es el comienzo de muchos golpes en su vida. Tempranamente estudió en el conservatorio y a la edad de 14 años desarrolló interés en la música inspirado por Jesús Sánchez Erazo, "Chuíto el de Bayamón" y Daniel Santos, el Inquieto Anacobero, fieles representantes del estilo jíbaro que tanto influyó en su música. 

En 1963, a la edad de 17 años, impulsado por necesidades económicas y para mitigar el dolor que aún conservaba por el fallecimiento de su madre, se mudó a Nueva York a buscar un mejor futuro y sacar fruto de sus habilidades. En su primera semana en esta ciudad, estuvo en la orquesta de Roberto García. Hasta 1967, Lavoe estuvo en otros grupos, incluida la Orquesta Newyorker, Kako All-Stars y la orquesta de Johnny Pacheco.

A partir de ese año, Pérez Martínez conoció a Willie Colón y formó parte de su Orquesta, naciendo de esa unión el primer álbum "El Malo". Al año siguiente, vendría la producción "The Hustler". Estos dos trabajos tuvieron en su mayoría, cortes instrumentales.

En 1969 produjeron su tercer álbum “Guisando”, cuyo éxito fue el tema del mismo nombre, tema que habla de las situaciones y anécdotas que ocurrían a menudo en los sectores deprimidos de Nueva York, además la combinación de bomba con guaguancó "Oiga Señor".

En 1970, grabaron uno de los álbumes más exitosos en su carrera como dúo, “Cosa Nuestra”, que dejó una de las grandes obras en la vida musical de Héctor Lavoe, “Che Che Colé”, también viene incluido allí un tema de su inspiración, “Te Conozco” y además haciendo gala de su versatilidad, grabó un bolero sublime, “Ausencia”.

En 1971, llegó el turno de “La Gran Fuga”, álbum que dejó éxitos como “Panameña”, “Ghana E”, recordando las raíces de la salsa, y un tema compuesto por el colombiano Carlos Román “Sigue Feliz”. En el mismo año grabó el primer volumen de “Asalto Navideño”, en donde se destacan "Canto a Borínquen", "Aires de Navidad" y “La Murga”.

En 1972, realizaron el álbum “El Juicio”, de donde se extraen los hits como el calypso, “Ah Ah O No” y el electrizante tema, “Timbalero”, que muestra la habilidad de los músicos de la orquesta de Willie Colón.

En 1973, salió al mercado el espectacular álbum, “Lo Mato”, en donde mostraban su estirpe de “chicos malos” hasta la saciedad con temas como “Calle Luna, Calle Sol”, un relato más de todos los pormenores de la vida en las calles neoyorquinas, “Todo Tiene Su Final”, y un tema compuesto por ambos en el que Héctor profundiza un poco sobre algunos aspectos de su vida pasada, “El Día de Suerte”. A finales del 73 grabaron el volumen 2 de “Asalto Navideño”, dejando como éxitos los temas "Doña Santos" y “La Banda”.

Durante esa época iniciaron los primeros sobresaltos en la vida de Héctor, comenzó a consumir drogas y alcohol de manera excesiva y los problemas con Willie no se harían esperar.

En medio de los problemas, grabaron en 1975 el que sería el último álbum como binomio, “El Bueno, El Malo y El Feo”, haciendo alusión a una famosa película de vaqueros. Esta producción dejó dos temas destacados, “Que Bien Te Ves”, un tema en el que muestra su faceta de “jíbarito” homenajeando a uno de sus ídolos en esa corriente musical, Chuíto de Bayamón, y el “Potpurrí Nº 3”, donde interpreta clásicos de la música popular.

El dúo Willie Colón y Héctor Lavoe trastocó los patrones rítmicos que marcaron el compás del nuevo formato salsero. Esta unión lanzó una nueva propuesta musical que combinó el tono pícaro e hiriente de la voz del cantante ponceño y su apego a las melodías de la canción tradicional boricua, con el interés del intrépido trombonista de proyectar en su trabajo la evocación nostálgica del sonido de las raíces de la música puertorriqueña.

Así, el orgullo campesino logró un espacio en el mundo de la salsa que se curtió en el éxodo, combinado con composiciones modernas y matizadas por frases típicas del campo, como el famoso ‘lelolai’.

Willie Colón y Héctor Lavoe triunfaron porque, además de cautivar con su propuesta artística, lograron sembrar la imagen de chicos malos del barrio. Se abrieron paso contando sus historias, como si se tratara de la consignación de un texto social que relataba las dificultades del emigrante.

En el circuito salsero de Nueva York esta banda fue conocida como The Bad Boys. El binomio formado por Willie Colón y Héctor Lavoe es considerado, tanto por la crítica como por los admiradores, como uno de los más importantes de la historia de la salsa.

En 1975, Willie Colón optó por disolver su orquesta cansado de los descontroles y la vida turbia que llevaba Héctor Lavoe, no sin antes recomendarle que armara su propio grupo, para lo que le ofreció sus músicos y manteniéndose como productor de sus discos. A partir de allí adquirió influencias musicales de Ismael Rivera, Ismael Quintana y Cheo Feliciano.

Héctor comienza una nueva etapa con la grabación del álbum “La Voz”, que incluyó temas como “El Todopoderoso”, “Rompe Saragüey”, “Mucho Amor” y el éxito que marcó un antes y un después en su carrera musical, “Mi Gente”, un número compuesto por Johnny Pacheco y que fue estrenado en el inolvidable concierto ofrecido por la Fania All Stars en el Coliseo Roberto Clemente.

Luego, en 1976, lanza “De Ti Depende”, con canciones como “Vamos A Reír Un Poco”, “Hacha y Machete”, “Mentira” y el clásico “Periódico de Ayer”, justo cuando ya era considerado el mejor intérprete salsero de Nueva York.

A pesar del éxito, su vida era turbulenta, andaba en sobresaltos y los malos pasos lo apartaron por un tiempo de los escenarios para someterse a un tratamiento contra la adicción a las drogas.

En 1978, regresa recuperado para complacer a su público con el álbum “Comedia”, que incluyó temas como, “Songoro Cosongo”, “La Verdad” y el tema compuesto por Rubén Blades, “El Cantante”, un relato que muestra la realidad de un Héctor que hacía feliz a su gente, pero que en el fondo él no lo era, porque nadie preguntaba si sufría, lloraba o si guardaba una pena que hería muy hondo.

A esa producción le siguieron, “Recordando a Felipe Pirela” y su éxito en bolero “Sombras Nada Más”, “Feliz Navidad”, que incluyó el tema a dúo con Daniel Santos, “Joven Contra Viejo”, ambos en 1979, “El Sabio” con sus éxitos “Alejate”, “El Sabio” y “Noche de Farra” (1980) y “Que Sentimiento”, que incluyó una semblanza más de su vida, “Soy Vagabundo” (1981). 

Luego de grabar en 1983 el álbum “Vigilante” en su fugaz reencuentro con Willie Colón, en 1984, Héctor recibió una composición de Johnny Pacheco que le cayó como “anillo al dedo”, “El Rey de La Puntualidad”, un calificativo irónico que lo iba a marcar en el resto de su carrera debido a sus llegadas tarde a los conciertos.

En 1985, con la producción musical de Isidro Infante, grabó el álbum “Reventó”, que incluyó temas como “La Vida Es Bonita”, “Déjala Que Siga” y un tema que habla de los momentos buenos y malos de una estrella de la música, “La Fama”.

En 1986, graba con la Fania All Stars el disco “Viva la Charanga” e interpreta el homenaje a su tierra borinqueña con el tema “Isla del encanto”. En ese mismo año, Héctor llegó a Barranquilla junto a otros artistas como parte del Primer Festival de la Salsa que se realizó en el Romelio Martínez.

En 1987, grabó el álbum “Strikes Back”, que incluyó el tema “Loco”, una abierta manifestación de desahogo hacia su vida personal y el tema romántico “Escarcha”.

En 1988, participó por última vez en una grabación de la Fania All Stars, ésta se denominó “Bamboleo”, de donde se desprendió el éxito “Siento”. En ese mismo año fue nominado al "Premio Grammy" de música tropical por el álbum "Strikes Back", también se le diagnóstico sida, hecho que él no aceptó en un principio, tanto así que repetía muchas veces que él no podía estar enfermo.

El domingo 26 de junio, luego de la suspensión de un concierto de Lavoe en Bayamón, Puerto Rico, y debido a la poca convocatoria, Héctor se retira deprimido al Hotel Regency de la Avenida Condado donde se hospedaba y se lanza al vacío del noveno piso. La caída no le produjo la muerte, pero sí la parálisis de medio cuerpo. Este sería su segundo brinco desde una edificación sin morir -el primero por un incendio-. Aún en estado de parálisis parcial, Lavoe tuvo que cumplir con su contrato y presentarse a algunos conciertos producto de una manipulación por sus representantes, sin que su estado físico y emocional tuviese relevancia. La depresión en que se hallaba, por una vida llena de sobresaltos, la soledad en la que se encontraba en sus últimos días (pues apenas recibía visitas esporádicas de alguno que otro amigo), su situación económica, el crecer sin su madre, el asesinato de su hermano, la muerte de su padre, el asesinato de su suegra y la muerte accidental de su hijo fueron el empujón que faltó para que este artista cayera definitivamente.

Desde entonces permaneció retirado en Nueva York, aunque el mismo año de su fallecimiento salió al mercado un último disco, "Héctor Lavoe & Van Lester: The Master and the Protege", en el cual se destaca el tema de corte picante "El Guayabero", interpretado por ambos.

Héctor Lavoe murió el 29 de junio de 1993 en el Memorial Hospital de Queens, cinco años después de su fallido intento de suicidio. Fue enterrado en el cementerio Saint Raymond de Queens, Nueva York, y nueve años después, tal como él mismo pidió, gracias a la gestión realizada por otro famoso cantante de salsa, compañero suyo, el señor Ismael Miranda, sus restos fueron llevados a su ciudad natal, Ponce en Puerto Rico.

Héctor Lavoe es actualmente un icono de esa cultura y un ídolo en varias localidades, existiendo incluso un monumento en su honor en Ponce, Puerto Rico y otro en la provincia peruana de El Callao, donde es considerado como hijo ilustre. Su agitada vida personal y profesional fue llevada en 1999 al teatro con la obra "¿Quién mató a Héctor Lavoe?" producida por Pablo Cabrera y David Maldonado, con la personificación de Héctor Lavoe realizada por el salsero Domingo Quiñones. Ocho años más tarde, en el 2007, sale El Cantante, película sobre la vida de Héctor Lavoe protagonizada por Marc Anthony y Jennifer Lopez. En la actualidad hay expectativa por la grabación de la verdadera historia de Héctor Lavoe que cuenta en el reparto con artistas como Raúl Carbonell y Paty Manterola; película de origen netamente Puertorriqueño.

Héctor Lavoe es considerado el mejor sonero, después de Ismael Rivera "El Sonero Mayor". Su carisma en tarima y su don de gente fuera de ella, le ganaron la idolatría de su fanaticada, que casi le venera como un mártir de la rumba y la calle. "Héctor le podía mentar la madre a todo el mundo y el público se reía. Lo malcriaron", señaló Willie en una ocasión. Famoso por llegar tarde a sus compromisos, Héctor solía decir que "yo no llego tarde, el público llega muy temprano", en su canción "El Rey de la Puntualidad". En el escrito citado al principio de esta breve biografía, Willie le describe como "graduado de la Universidad del Refraneo con altos honores, miembro del Gran Círculo de los Soneros, poeta de la calle, maleante honorario, héroe y mártir....por eso lo bautizaron como 'El Cantante de los Cantantes".

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