BIOGRAFÍAS SALSERAS


Una noche Miguelito Valdés lo solicita para que lo acompañe en los coros, pues no encuentra cantantes capacitados para ello. La voz se corre en Nueva York, es entonces cuando comienza su doble carrera, que duró hasta su muerte: de un lado la de solista, y del otro lado, haciendo coro para otros importantes cantantes y orquestas. En este último carácter, sin exagerar, fueron cientos las grabaciones registradas en los surcos de los trabajos discográficos por “Yayo” en Nueva York y en otros lugares, como voz principal del coro.

Indudablemente, su mayor virtud y por lo que fue y sigue siendo mundialmente famoso.

A continuación, BARRANQUILLA ES SALSA les presenta a otro 'cubano' nacido en Puerto Rico, que tuvo gran reconocimiento por su paso por la "Alegre All Stars", "Bouffartique y su Charanga", el Decano de los Conjuntos de Cuba "La Sonora Matancera", entre otras agrupaciones.

Mañana se cumplen 10 años de su muerte, y aquí está nuestro homenaje:


YAYO 'EL INDIO'
El Corista de América



Cortesía de Herencia Latina.com
Titulación y edición de BARRANQUILLA ES SALSA

Yayo El Indio fue el nombre profesional del destacado cantante, cuyo verdadero nombre era Gabriel Eladio Peguero Vega. Nació el 18 de marzo de 1920 en el pueblo de Juana Díaz, al sur de Puerto Rico; hijo de padre dominicano y madre boricua. A la edad de seis años su familia se traslada a vivir a Santo Domingo, pero regresan siendo Yayo un joven de 16 años. Según Cristóbal Díaz Ayala adopta su nombre artístico de “Yayo” por su abuelo y “el indio” en memoria de la raza de su abuela. Aunque en su niñez sufrió de tartamudez se convirtió en un impecable cantante y fue uno de los coristas más prolíficos del boom de la salsa en la década de los setentas.


Yayo El Indio inició su carrera artística a la edad de 16 años cantando en la radio con un grupo compuesto por dos violines y dos guitarras y le hacía dúo a la famosísima cantante Ruth Fernández también de su natal Puerto Rico. En ese entonces hacían la promoción a una marca de radios que se estaban lanzando en el mercado, llamados Radios Pilot y por tal razón la orquesta se le llamaba orquesta Pilot; esto ocurrió hacia 1936. Luego pasó a la orquesta “New While”, que tenía su sede en la ciudad de Ponce, al sur de Puerto Rico. Así fue pasando de orquesta en orquesta, en cada una de ellas duraba alrededor de año y medio. En 1940, cuando contaba con veinte años, se unió a la orquesta “Casino de Ponce”, con la que hizo su primera grabación, el tema se tituló “Bésame Otra Vez”.


En 1945, terminando la segunda guerra mundial se marcha a Nueva York y fue contratado por la prestigiosa cadena de emisoras CBS y la NBC de Nueva York, que en esa época eran las matrices de la “Cadena de Las Américas”, con un radio de acción que iba desde Canadá hasta Chile (su propósito era transmitir programas a toda América durante la guerra). En cada uno de los países del continente americano una o dos emisoras retransmitían los programas y se realizaban programas en vivo diariamente de 7:15 a 7:30 p.m. Así, el mismo día de su arribo a la ciudad de Nueva York se encontró cantando para toda América y a los tres días grabando con una orquesta integrada por músicos norteamericanos, la cual interpretaba ritmos latinos. En ese año se unió al Quinteto del maestro Celso Vega y compartió escenarios con artistas de la talla de Frank Sinatra y Bing Crosby en los EE.UU.

En el programa “El Buen Vecino” que se transmitía por todas las emisoras de la CBS, de costa a costa en los Estados Unidos, se presentaban prestigiosos artistas latinos como Los Panchos, Néstor Chaires, Pedro Vargas, Carlos Julio Ramírez y Carmen Miranda entre otros. El maestro de ceremonia, que era norteamericano, tenía dificultades para pronunciar su apellido Peguero, ante lo cual el gerente de la CBS, Edmun Chester, un judío criado en Cuba, recomendó llamarlo por su apodo que tenía desde niño, Yayo “El Indio” y así se quedó; aunque, como ya anotábamos, desde pequeño le decían “El Indio” no sólo porque era una mezcla de diferentes razas nativas de la isla sino, además por su parecido a un hindú. Allí estuvo con el Quinteto Celso Vega varios años hasta que se dirigieron a Cuba donde tocaron hasta 1948. A estas alturas, Yayo tenía la competencia de desempeñarse perfectamente bien tanto en el bolero, como en la guaracha.


Integró las orquestas de Miguelito Valdés y Tito Mendoza en el año 1949.  En sus inicios, fue conocido entre el público latino de nueva York a través de sus canciones pero no en persona, fue entonces cuando se le presentó la oportunidad de trabajar en el Teatro Hispano, ubicado en la 116 con Quinta Avenida, en el que fue contratado por dos semanas, pero su permanencia fue por un tiempo de dos años, acompañado por la orquesta del flautista y director cubano Alberto Socarrás.  Posteriormente trabajó dos años en el Teatro Apolo, hasta que en 1952 abrió sus puertas un club que haría historia en la música latina “El Cabo Rojeño”.  Era al bolerista Charlie Figueroa a quien iban a contratar para cantar con la orquesta de planta del club pero tuvo un problema con una menor de edad y no pudo cumplir con el contrato, en su reemplazó fue Yayo “El Indio”, que tuvo la acogida del público y se quedó un año con esa orquesta.

Poco después regresó a Puerto Rico y fue en ese momento cuando organizó su propia orquesta, la cual se mantuvo por más de cinco años y con la cual Yayo realizó giras por toda Latinoamérica a excepción de Venezuela, donde en 1959 no pudo actuar por impedimento de la Asociación Musical. En ese año en Puerto Rico ingresa a trabajar en la televisión como solista.



En 1961 regresó a Nueva York donde volvió a recomponer su propia agrupación por dos años más. Igualmente en 1961 participó en la primer álbum de descargas (latin jam session) de los Alegre All-Stars: “The Alegre All Stars” en el sello Alegre de Al Santiago, en el cual compartió la vocalización con Dioris Valladares y Rudy calzado (Pedro Manuel Calzado); posteriormente también colaboró en el volumen 3 de los Alegre All-Stars en el álbum “Vol. 3 – Lost And Found”, al lado de los cantantes Dioris Valladares, José Cheo Feliciano, Willie Torres, Víctor Velásquez y Henny Álvarez. También colaboro con la Cesta All Stars, agrupación dirigida por Joe Quijano y Charlie Palmieri. Luego viajó a México para grabar con el Cuarteto Flores, del maestro puertorriqueño Pedro Flores en el sello Musart y al mismo tiempo hacer presentaciones en cabarets y teatros. Regresó a Puerto Rico y se unió a la agrupación de Roberto Angleró, el autor de “La Pared”, quien le propuso hacer la grabación de este tema y que fue un tremendo éxito. Otros cantantes como el cubano Roberto Ledesma y el venezolano Felipe Pirela hicieron famosas versiones de esta melodía. Luego, en la década de los sesenta se integró como cantante a la Orquesta La Panamericana, dirigida por el maestro Lito Peña. De nuevo regresó al “Cabo Rojeño” de Nueva York en calidad de solista, como atracción especial.



En el año 1965 en Nueva York, tomó parte en la fiebre del sensacional ritmo latino de moda la Pachanga, provocada por Johnny Pacheco y Charlie Palmieri, en el álbum titulado “The New Latín Dance Craze – Charanga Pachanga”, grabado con la orquesta del pianista y director cubano Oscar M. Bouffartique: Bouffartique y su Charanga, compartiendo vocalización junto a los cantantes Frank Souffront y Tony Molina y del cual aún se bailan temas como “Charanga en New York”, “Con Dulzura” y “Charanga en Puerto Rico”. También en Nueva York trabajó como cantante del timbalero y director de banda Orlando Marín, apareciendo en el Top 10 de la música latina con el álbum “Está En Algo” en 1967, en el sello Fiesta, y en el cual compartió la vocalización con Justo Betancourt, su voz se destaca en los temas: “Un Sueño”, “Se Mueren”, “Vida” y “La Banda Llegó” (en los coros con Justo). En 1968 retornó a México para grabar con la compañía Orfeón y le correspondió grabar las dos últimas canciones que compuso Álvaro Carrillo, fallecido dos semanas antes en un accidente automovilístico. Ingresó a actuar en el Teatro Blanquita en sustitución de Marco Antonio Muñiz. También trabajó en “La Terraza Casino” hasta que una vez más volvió a Nueva York. Al año siguiente, en 1970, regresó a México para trabajar en el Teatro Lírico, pero tuvo que regresar de nuevo a Nueva York a una operación de su esposa y fue cuando le presentaron a Rogelio Martínez.


Su paso por la Sonora Matancera


En 1971 de regresó a Nueva York fue cuando se unió como cantante a la legendaria agrupación cubana Sonora Matancera, bajo la dirección de Rogelio Martínez, en la cual antes de su llegada, habían pasado grandes cantantes como Daniel Santos, Vicentico Valdés y Celia Cruz, entre otros. Su entrada a ella se produjo cuando el diciembre de 1970 el cantante cubano Justo Betancourt es llamado a colaborar con otra agrupación, firmando contrato con otra empresa, y lo recomienda para que lo supliera en una actuación que tenía con la Sonora Matancera en los famosos carnavales de Venezuela, a lo cual accedió ingresando el 21 de enero de 1971. Después de Venezuela surgieron otras giras para Colombia y Perú.

Su relación con la Sonora Matancera se remontaba años atrás, debido a sus constantes viajes como intérprete a la isla de Cuba los conoció en La Habana en el salón de baile “Marte y Belona ”, haciéndose amigo de todos ellos, especialmente del trompetista Calixto Leicea con quien intercambiaba correspondencia. Desde ese momento pensaba que alguna vez llegaría a cantar con la agrupación cubana. En 1955 en uno de sus viajes a La Habana, pegó un éxito en Radio Progreso titulado “No Pierdas Este Disco”, entonces recibió un mensaje de la Sonora Matancera con la invitación de realizar una grabación conjunta; pero no la pudo llevar a cabo por razones de su contrato en “El Cabo Rojeño”. Pero las coincidencias continuaron, en 1959 cuando la Sonora Matancera vino por primera vez a Nueva York, fue contratada por el Teatro Del Mar, y la orquesta con quien alternó fue la de Yayo El Indio. Una vez más se renovó la posibilidad de grabar junto a la Sonora.



Así a su regreso a Nueva York en 1970, encontró a la Sonora definitivamente radicada en esta ciudad –lo estaba desde 1962–, entonces es en ese momento cuando llegan a un acuerdo para trabajar con la agrupación; cancelando sus contratos como solista y con la compañías de grabación, Yayo “El Indio” deja todo por la Sonora Matancera. Reunieron veinte temas de los conocidos y los volvieron a grabar, después hicieron algunos números nuevos del cubano Carlos Rigüal y otros compositores de la compañía Orfeón. Uno de los nuevos temas que se convirtió en éxito fue la rumba flamenca “Mira Tus Ojos”.


Por esta época con la Sonora Matancera realizaron muchas giras, recorrieron prácticamente todos los países de América Latina, el interior de los Estados Unidos y algunos países de Europa que los reclamaron como España, Francia, Alemania y Suecia.


En 1989, Yayo El Indio se encontraba entre los cantantes invitados para la estelar celebración de los 65 años de la Sonora Matancera en el Carnegie Hall, el jueves 1º de junio, el día 2 en New Jersey y en la gigantesca presentación popular al aire libre el 3 de junio en el Central Park en la ciudad de Nueva York, en la que se hicieron presentes todas las colonias latinas que ondeaban orgullosas banderas de sus respectivos países.



En marzo de 1993 después de nueve años que la Sonora Matancera no ingresaba a los estudios de grabación, graban ocho números, en el álbum titulado “De Nuevo México” en el sello WEA y del que impactan dos temas en la voz de Yayo El Indio “Envuélvete Conmigo” y “Pena De Amor” y dos homenajes: “Cumbia De Melao” dedicado a Colombia y “México”, dedicado al país que los acogió por primera vez en la diáspora. En este álbum son invitados en los coros dos cantantes provenientes de la salsa Frankie Vásquez y Adalberto Santiago junto al cantante matancero Willy “El Baby” Rodríguez. Esta sería a la postre la última grabación de Yayo El Indio con la legendaria Sonora Matancera, porque en el mes de agosto de 1994 decide retirarse después de 23 años y siete meses, en los deleitó con su voz las grabaciones y actuaciones de la agrupación cubana.

Paréntesis como solista


Realizó dos grabaciones como solista para el sello Alegre Records: “El Nuevo Yayo” (1972), que contó con la producción de Joe Caín, y “Simplemente Yayo” (1972); ambos trabajos reeditados en 1997. En el año 1973 cuando hace un receso en sus actividades con la Sonora Matancera es invitado para presentarse en el Teatro Carnegie Hall junto a algunas prominentes figuras de Tico y Alegre All-Stars, dirigidas por el pianista Charlie Palmieri. Y es que durante el tiempo que permaneció junto a La Sonora Matancera se las arreglaba para hacer grabaciones en los coros para orquestas y cantantes del movimiento salsero.
En 1990 Yayo, en uno de los tantos paréntesis en su trabajo con La Sonora Matancera es invitado a grabar en el álbum “Salsa Sudada”, en el sello Valdesa Records de Víctor Raúl Sánchez “Patillas” y con la dirección musical de Isidro Infante, compartiendo vocalización con Mario Muñoz “Papaito”, Adalberto Santiago, Herman Olivera y Pablo Villanueva Branda “Melcochita”; en este trabajo sólo interpreta el tema, homenaje a Celia Cruz, “Celia, Cosa Violenta”.



Solicitado corista



Su voz fue una de las más cotizadas para actuar como corista en las grabaciones para diferentes orquestas, cantantes y solistas de Puerto Rico y Nueva York, en este sentido, solo comparable con el trabajo de Adalberto Santiago. Más aún, el dúo Yayo El Indio y Adalberto Santiago fue en su momento el más solicitado por los artistas y orquestas para hacer coros. Su voz se dejó escuchar en innumerables álbumes del periodo del boom salsero de los años setenta, su timbre de voz quedó plasmado en grabaciones para muchos cantantes solistas y agrupaciones como Pedro Vargas, Larry Harlow, Andy Harlow, Tito Puente, Ismael Miranda, Louie Ramírez, Impacto Crea, Marvin Santiago, La Terrífica, Tommy Olivencia, Latin Tempo, Roberto Torres, Justo Betancourt, Fania All-Stars entre muchas otros. Es importante mencionar que en el sello Orfeón grabó cerca de noventa temas como solista.



Al respecto le confesó al periodista venezolano Ángel Méndez en “Swing Latino –Gente Caribe–”: “Quiero aclararte que el hecho de que grabe con tantas orquestas no quiere decir que yo sea mejor que los demás. Todo se debe a que tanto Adalberto Santiago como yo tenemos gran facilidad para captar e interpretar los números que sean necesarios. Cuando un cantante se tarda horas para aprender un número, yo me tardo una, esa es la razón por la cual he grabado tanto coro.”


Se apagó su potente voz


Yayo El Indio vivió durante muchos años en Nueva York, EEUU., donde falleció en la mañana del lunes 11 de diciembre de 2000 en su residencia, víctima de la leucemia que le produjo una dolencia cardiaca. Su viuda Raquel Méndez de Peguero ordenó la cremación de su cadáver la noche del jueves 14 de diciembre. Sus cenizas fueron llevadas a Puerto Rico y expuestas en la Iglesia San Agustín de Puerta de Tierra, donde se ofició una misa por su eterno descanso y en la mañana del sábado 16 de diciembre recibieron cristiana sepultura en el cementerio del Viejo San Juan en Puerto Rico, en el panteón donde también está enterrado el 'Inquieto Anacobero', Daniel Santos.

El 4 de abril de 2001 se realizó el ingreso póstumo de Yayo El Indio al Salón de la Fama Internacional para la Música Latina (ILMHF, por sus siglas en inglés), en el tercer concierto y ceremonia anual de ingresos, junto a los también desaparecidos Libertad Lamarque, Pete “El Conde” Rodríguez, Rita Montaner, Juan Morel Campos, Julio Jaramillo, Alfredo Valdés Sr., Sylvia Rexach, Felipe Pirela, José Mangual Sr., Toña La Negra, Pedro Vargas, Javier Solís, Antonio Mesa, Don Azpiazu, Luís Carlos Meyer, Pedro Infante y Antonio Machín. El concierto y la ceremonia celebrados en el Centro Hostos para las Artes y la Cultura, el 4 de abril del 2001, a las 7:30 PM, en el Bronx, NY, tuvo como espectáculo central la presentación de la legendaria cantante cubana Graciela Grillo Pérez. Otros artistas de la música latina a ser ingresados en la ceremonia de premiación de ese año fueron: Héctor Casanova, Ruth Fernández, Cándido Camero, Carlos Patato Valdés, Wilfredo Vargas, Armando Peraza, Francisco Agüabella, Tata Güines, Catalino “Tite” Curet Alonso, Vitín Avilés, Ray Romero, Maso Rivera y Rafael Solano.

Se apagó la voz de un gigante de la canción con alma de niño, jovial y alegre, que no se molestaba por nada ni con nadie, que Dios lo tenga en su gloria en el coro celestial

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